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Con la vejez delirando. Con el alma dividida entre que sí y que no...pudriéndose los recuerdos. Mientras la agonía y la fragilidad de la vida me hacen entender que con un mero suspiro se termina todo. Al correr la vista se van las personas. Se vuelve todo efímero...absurdo. Sí, esa es mi palabra este año. Asquerosamente absurdo. Y las lágrimas me han acompañado más que ningún año. Y lo detesto...Odio no poder concentrarme para unir dos líneas. Odio que uno asegure la permanencia en la tierra de alguien, y te dicen que tal vez se tenga que ir. Odio haber empezado a enamorarme y tener que dejar eso de lado. Odio no poder reiterar esos recuerdos cuando yo quiera. Odio no poder entregar mi maldito corazón a quien yo estime conveniente. Odio ver a mi abuela con locura. Pero no la locura bella...no la que hace poesía...sino la otra. La que dan ganas de llorar. Odio quedarme en mi cama todos los fines de semana desde hace como 3 semanas. Odio que nadie me levante de acá. Odio tener que caminar mirando al piso. Odio que se me condensen todos los sentimientos cuando me quedo quieta...y me convierto en una inútil. Odio no poder amar amar amar, con la primavera de mi lado, cuando aparezca. Odio a toda la gente abrazada que me rodea...
Pero las amo a ustedes, espero que me entiendan. Los vals me ayudan a entender la noche, a danzar con ella...para no seguir pudriéndome de tanto tiempo bajo el sol.


Paloma

colapsó a las 22:07 hrs